Conservar el depósito de la fe es la misión que el Señor confió a su Iglesia y que ella realiza en todo tiempo. El Catecismo de la Iglesia tiene como propósito y deseo hacer patente la misión apostólica y pastoral de la Iglesia, y conducir a todos los hombres, mediante el resplandor de la verdad del Evangelio, a la búsqueda y acogida del amor de Cristo que está sobre toda cosa (cf. Ef 3, 19).
Las Sagradas Escrituras, que abarcan el Antiguo y Nuevo Testamento, constituyen la Palabra de Dios escrita, transmitida por inspiración divina mediante los santos hombres de Dios que hablaron y escribieron siendo inspirados por el Espíritu Santo.
También llamado Liturgia de las Horas, es un libro que reúne las oraciones, lecturas bíblicas y salmos que deben rezar los fieles en diferentes horas del día.
Su composición depende de la época litúrgica, y puede ser leída tanto por el sacerdote como el laico. Puede ser leído tanto en comunidad como en forma personal, pero no está hecha para la Misa.
Nada de lo que hacemos como Católicos es más importante que la valiosa celebración de la Sagrada Liturgia. No hace mucho tiempo, el Santo Padre y sus asesores en aspectos litúrgicos dieron a la Iglesia Universal una nueva serie de instrucciones para la celebración de la Misa. Estas nuevas instrucciones son llamadas La Instrucción General del Misal Romano.
La doctrina social de la Iglesia es el conjunto de enseñanzas sociales que la Iglesia católica llama a practicar a cualquier cristiano o persona de buena voluntad y de cualquier origen y lugar, fundado en el Evangelio, en el Magisterio y en la Tradición. El Compendio de la doctrina social de la Iglesia y el Catecismo de la Iglesia católica es un cuerpo doctrinal renovado, que se va articulando a medida que la Iglesia en la plenitud de la palabra de Dios revelada por Jesucristo y mediante la asistencia del Espíritu Santo, lee los hechos según se desenvuelven en el curso de la historia.
El laico es responsable ─de acuerdo con su condición─ de la misión de la Iglesia porque él es Iglesia. Su “índole secular” lo capacita demanera específica para el apostolado seglar, es decir, para ordenar las realidades temporales según el plan de Dios de forma que sirvan al descubrimiento y promoción dela dignidad de los hijos de Dios y, a través de ellas, éstos puedan dar gloria a Dios y merecer en Cristo su salvación.
Ora con nosotros
“Estate allí, acallado el entendimiento, mira que te mira, acompáñale y habla y pide y regálate con Él. Pídele que aciertes a contentarle siempre, porque de Él te ha venido todo bien”
Sta. Teresa de Jesús